Manolo Alejandre
Animales con nombre propio
En los años de mi infancia, me gustaba pasar los dÃas en el campo. TenÃa un tÃo llamado Antonio, que poseÃa una finca en la que se criaban por aquellos entonces todo tipo de ganado, vacas, ovejas, cerdos y cabras. Para los trabajos mas duros habÃa también algún que otro equus asinus, de los que una hembra era ciega y de nombre, atenta. Se dedicaba ella a las labores escolares o sea, me llevaba y me traÃa del colegio; el camino, unos 3 kms lo tendrÃa grabado en su memoria, porque no tropezaba ¡NUNCA!, siendo este, hábito común en los de su especie (que somos muchos). Su novio, Cristiano, se decÃa de él que estaba siempre rezando el "yo pecador", la verdad, que por mas sigilo que empleaba para escucharlo, nunca le oà semejante plegaria. Todo lo mas, unos rebuznos que me ponÃan los vellos de punta.
Equus asinos
También habÃa varios mastines, Chindasvinto, Recesvinto, "Recadero" y A voces cuando está lejos. Al casero, que era el que le ponÃa los nombres, se le acabó la lista de los reyes godos en el segundo, pues a partir del tercero no lo tenÃa muy claro.
.- ManolÃn -me decÃa- Los perros se llaman asÃ, porque asà se llamaban los Visigodos.
.- ¿Y el otro manué?
.-El otro se llama..-Quitándose la gorra y rascándose la cabeza- ¡a voces cuando está lejos!. De manera, que pienso que el nombre quién de verdad se lo puso fui yo, que a partir de entonces siempre llamaba al perro asÃ, sirviendo de risas al casero y a los pastores.
Un gallinero que hacÃa las delicias de mi tÃa MarÃa y las mÃas, cuando de recolectar los huevos se trataba, ella por recolectarlos y yo, por..., digamos que me gustaba como sonaban en la pared. Estaba dominado por un gallo de nombre Narciso, que paseaba su presunción mas allá de los extramuros del gallinero. Cuestión esta que le costó la vida. En un apartado exclusivo contaré como fue, pues merece capÃtulo aparte.
También merodeaban por el cortijo algunos gatos, entre los que destacaban los que llegaron a tener nombre, Pringuipringui, Manguimangui, Miseria, Carpanta y ¡Sape! con este último nombre hubo muchÃsimos. Todos ellos muy finos, yo dirÃa casi transparentes. Todos hubiesen servido para estudiar la anatomÃa gatuna sin necesidad de despellejarlos.
Entre las cabras, habÃa una, que era un caso aparte, al cabrero me lo traÃa loco, no sabia como ponerse y ponerla para ordeñarla, en la mayorÃa de los casos de una forma u otra le tiraba el cubo de ordeño al suelo con las consiguiente pérdida de la leche, su nombre, Cabruna.
También formaba parte de la piara un Cabrón - nunca mejor dicho- que estaba siempre haciendo cabriolas. HabÃa que andarse por las ramas con este ejemplar, pues cualquier toro de lidia se le quedaba en pañales, su nombre "Cabreao".
HabÃa otros muchos animales con nombre propio, pero la memoria es débil, espero en un futuro no muy lejano irlos recordando y haceros partÃcipes del ingenio que gastaban aquellos pastores para nombrar a sus animales mas destacados.